3. El número de estaciones de servicio
Quizás una de las diferencias más importantes de las existentes entre los coches de GLP y los de GNC es la que se refiere al número de estaciones de servicio que suministra cada una de las fuentes de energía.
El GLP es un tipo de combustible mucho más extendido, con una red de estaciones de servicio que ronda las 600 unidades (una cifra importante, si bien se queda lejos de las 7.000 que hay en Alemania, o las 5.500 que tienen en Portugal).
Por su parte, el GNC no goza de una red de estaciones de servicio tan amplia; de hecho, en España es más bien escasa, y se queda en las 88 (y 11 en Portugal).
Por ello, repostar un coche de GLP es una tarea más sencilla que hacerlo con un coche de GNC.
4. Las cifras de consumo y potencia que arrojan
Las cifras de consumo y de potencia que ofrece uno y otro combustible son otra de las diferencias entre el GLP y el GNC. Así, los coches de GLP ofrecen un consumo algo más elevado que los de GNC.
Pero no todo son buenas noticias para los coches de gas natural comprimido. Así, los motores de los coches de GNC, en su conversión para ser utilizados tanto con gas como con gasolina, experimentan una pérdida de potencia que oscila entre un 15% y un 20%. Por su parte, los motores de GLP no ven variación alguna en sus cifras de potencia.
5. Cómo se almacena el gas
La manera en que los coches de gas natural y los de GLP almacenan este combustible es la última gran diferencia entre ambos. Como sus propias siglas indican, el GLP es gas licuado; en otras palabras, es un gas que se ha convertido en líquido, por lo que, además de contar con más poder calorífico, se puede almacenar a presiones más bajas, generalmente entre 95 y 110 psi.
Por su parte, el GNC es una gas cuyo estado sigue siendo gaseoso, pero comprimido en depósitos específicos a unos 200 bar, unos 2.900 psi. En caso de fugas, el GNC es liviano y se disipará en la atmósfera, pero el GLP es líquido y como cualquier otro combustible, caerá al suelo.
Fuente: autobild.es